He escrito un villancico dedicado a todos aquellos niños y niñas nacidos en campos de refugiados. Al igual que Jesús , nacido en tierras extrañas e inhóspitas, los niños nacidos en estos lugares de desesperanza y abandono han visto su destino cambiado por guerras, invasiones y genocidios de tiranos. Esos niños son un claro ejemplo del Hijo del Hombre y merecen toda la protección humana que se les pueda ofrecer por parte de los estados occidentales.
Este villancico navideño es un pequeño homenaje también a los voluntarios que hacen posible todavía creer en la auténtica Navidad.