domingo, 19 de mayo de 2019

El valor de la duda: de cómo el escepticismo es el mayor instrumento para el progreso de la humanidad.


El valor de la duda.

El otro día  me paró en plena calle una señora que es testigo de Jehová y quería convencerme de las verdades de su religión. Normalmente suelo desembarazarme de estos predicadores lo antes posible sin más, pero el otro día decidí pararme a escucharla. Es bien conocido que este grupo religioso hace proselitismo en cualquier parte, ya sea en calles, a domicilio o en cualquier lugar en el que no esté prohibido. Después de un mini discurso de predicación preparado en el que explica su versión de los orígenes del mundo , la llegada de Apocalipsis y la necesidad de creer en Jehová para salvarse , escuchándola atentamente , me reafirmé en mi opinión de las necedades que llegan a creer estos creyentes de Jehová como el de cualquier religión que se precie.




 Las religiones se nutren de la ingenuidad y la ignorancia de las gentes para financiar a una cúpula de dirigentes que se llenan los bolsillos explicando cuentos que ni el niño más avezado sería capaz de creer. Como la escuché sin replicar y no me quise deshacer de la buena señora al mínimo, ésta pensó que me estaba llevando a su terreno y me dio un folleto y una invitación para unirme a la próxima reunión de la congregación. Fue entonces cuando decidí ofrecer mi réplica al asunto. Le contesté que no creía ninguna historia que no estuviera fielmente documentada, que mi fe  era la fe de la ciencia y el progreso. Que mi niñez se había basado en historias de la Biblia explicadas por otra doctrina cristiana, la católica , que estaba llena de las mismas mentiras de cualquier religión. Le expliqué que, a mi juicio, madurar es dejar la ingenuidad de las historias de salvación de la religión y despertar ( curiosamente los testigos difunden una publicación que lleva por nombre Despertad!) al valor incalculable de la duda. La duda es el mayor instrumento para el avance de la humanidad en su conjunto. Sólo cuando ponemos en tela de juicio lo que se nos cuenta o leemos o escuchamos, somos capaces de analizar el objeto de discusión desde todos sus ángulos. La ciencia y el conocimiento se nutren de ese instrumento tan maravilloso, de esa actitud de escepticismo que ofrece la duda.Terminé mi réplica instando a la buena señora a dudar en todo aquello que le daban como verdad inmutable y a no dar por cierto a todo lo que le explicaban sin un profundo razonamiento. Abrumada o quizás “pillada” por la rotundidad de mis afirmaciones, decidió largarse sin más no sin antes realizar un gesto de contrariedad y desdén. La pobre mujer no sólo no había comprendido ni una palabra de lo que le había dicho sino que también se había sentido ofendida. 

Siento profunda lástima por aquellas personas que aceptan a pies juntillas toda la basura que les infunden en su cerebro, que admiten cualquier patraña sin pasarla por el tamiz de la duda y la incredulidad. Si en algo se diferencia el ser humano de los demás animales es de su capacidad para pensar, resolver problema y plantear diversas respuestas a los enigmas de la existencia.

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