Sangre violeta
Una más, una menos…
¿Acaso importa?
Es la sangre que odias,
la de la libertad ejercida,
la de los puños alzados
y la cabeza alta.
Cuanto más golpeas ,
más duele la sangre que
derramas.
No de color rubí , sino
violeta.
Es la sangre de tu impotencia,
la de la violencia
fálica, imperiosa,
enérgica y autoritaria.
Cada vez somos más
quienes
reclamamos la deuda de esa sangre.
Quienes alzamos la voz y
unimos
la esperanza con el
mañana.
Cuanto más golpeas,
más cara te sale la
sangre que derramas.
No de color rubí , sino violeta.
Es la sangre de la fuerza
, la de la madre Tierra.
Por cada gota de sangre
violeta derramada ,
más crece esa marea, esa
sed de justicia.
La sangre derramada de
una mujer
no puede quedar impune.
¿ Acaso creías que las
flores callarían,
que el río no murmuraría,
que la semilla no
germinaría?
Esa sangre violeta que
tanto odias
se ha acumulado en mareas
que fluyen como ríos
que cambian su curso.
Y cuando la marea sea tan
alta
que tu vista no pueda
alcanzarla,
te habrás dado cuenta de
cuán ruin
era tu violencia y cuán pequeña
tu victoria.
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