La
invasión.
Reflexión sobre los fenómenos migratorios
Bien sabe Dios o lo que fuera que existiese en la
inmensidad de los cielos que jamás he sido una persona xenófoba, racista y conservadora en lo que a multiculturalismo
se refiere. Yo misma experimenté durante un año entero lo que significa ser
extranjero y vivir en un país (en mi caso fue Alemania) que no es el de origen.
No obstante, y debido al incremento de inseguridad en la ciudad de Barcelona, no
puedo dejar de preguntarme si el exceso de inmigración no controlada también
está relacionado con el incremento de inseguridad , robos y homicidios.
No me gustaría que se me malinterpretara, ni que se entendiera este
artículo como un alegato contra la inmigración, porque no lo es. Siempre he
estado a favor de la inmigración y la llegada de personas procedentes de otros
países que buscan ganarse un sueldo de manera digna y honesta en nuestro país.
Ahora bien, creo que el flujo migratorio siempre debe tener un control, un
balance equilibrado que evite lo que precisamente está sucediendo ahora. La
persona que emigra desde su país hasta cualquier país de Europa es, en su gran
mayoría, por motivos económicos. Ante la falta de futuro y de estabilidad en
sus países de origen, no tienen más remedio que arriesgar sus vidas en busca de
un futuro mejor. Llegan a Europa y la realidad que encuentran es bien diferente
a la que imaginaban: No es el paraíso donde el empleo abunda y puedes vivir
como un rey durante el resto de tu vida. En los países de Europa se vive
también la precariedad, la inseguridad y el miedo a perder el estado de
bienestar que construimos hace años y que harta fama nos ha dado. La Europa de
los derechos sociales y la libertad de los ciudadanos está en una encrucijada:
Debe elegir entre seguir siendo el continente que se ha ganado con creces el
apelativo de social o verse mermada por la inseguridad y el descontrol. No nos
engañemos: El inmigrante que no encuentra empleo en nuestro país no le queda
más alternativa que volver a su país de origen , si es que reúne el dinero para
ello , o verse abocado a la delincuencia.
El descontrol en la llegada de personas refugiadas
o inmigrantes a nuestro país sí está relacionado con el incremento de la
delincuencia. Quien diga lo contrario sabe que no es verdad. Y admitirlo no es
ser xenófobo , ni racista. Es admitir una realidad que está lacerando nuestro
bienestar. La única solución que encuentro ante este problema es la adopción de
medidas que impidan la entrada descontrolada y sin criterio de personas
foráneas. No sólo nos hacemos un favor a nosotros mismos, también les hacemos
un favor a ellas, pues no les creamos falsas expectativas sobre su porvenir.
Formemos a estas personas en sus propios países, ayudémoslas a crear empresas y
a desarrollarse en su propia tierra , que sean capaces de tener un futuro digno
en sus hogares. La solución no es acogerlos y darles limosna. La solución es
ayudarles a crear su propio porvenir. Y si para ello hay que invertir en sus
países y apostar por nuevos territorios, hagámoslo. No se trata de saquear sus
riquezas y recursos naturales, se trata de enseñarles a labrar , a cosechar , a
invertir en ellos mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario