sábado, 10 de octubre de 2020

Una nena catalana als campz nazis: Mercè Sanz, un testimoni per al nostre temps.

Conozco a Mercè Sanz de vista. Es una señora mayor que vive en el barrio de Montbau. Aparentemente  no habría nada de singular en ella. Una anciana más con batallitas que contar. Pero estaba muy equivocada. Mercè Sanz es una superviviente de los campos de concentración nazis. Una auténtica heroína que, hasta hace unos pocos años,silenció su historia por miedo o vergüenza a ser señalada. Una vecina del barrio me comentó que, aquella mujer de ochenta años que andaba con andador había escrito hace poco un libro biográfico sobre los recuerdos que tiene de su infancia. Le pedí leer aquel libro y debo decir que me estremeció. Mercè Sanz es un testimonio directo del horror de la represión y el régimen nacionalsocialista. Nacida en Lérida en 1933, cruzó los Pirineos con seis años de la mano de su hermano y sobrevivió a los campos de concentración de Angoulême, Auschwitz y Rabensbrück. 







En su libro , Una nena catalana als camps nazis ( Claret), Mercè narra el hambre , el sufrimiento y los pinchazos que sentía en su cuerpo cuando los médicos de los campos de concentración experimentaron con ella y le introdujeron la enfermedad de coagulación Von Wilebrand. Es harto conocido que los médicos de los campos utilizaban a los prisioneros para sus pruebas experimentales de perfección de la raza. Recuerda también que , antes de entrar en el primer campo de concentración, estuvo acogida con una familia francesa que era afín al régimen nazi. En una de las ocasiones que Hitler visitó Fancia, se arreglaron bien y fueron al festival. Allí conoció a Hitler y Mercè asegura que le dio un beso. Tenía siete añitos. Desde entonces se frota la mejilla inconscientemente, " como para quitarse de la cara ese beso asqueroso".  

Sus recuerdos son fragmentarios y no lo suficientemente precisos. Era muy pequeña y algunos recuerdos se mezclan con otros, pero la narración de Mercè es de una sinceridad dolorosa, llena de imágenes en las que podemos entender el sufrimiento que debió pasar. Ella tuvo la suerte de tener un ángel de la guarda: Su hermano Herminio, de unos doce años de edad y que la protegía de todos. En los campos de concentración su hermano la cuidaba y la escondía para que no fuera una víctima más de los verdugos que los rodeaban. En uno de aquellos campos, un cocinero de los barracones, que probablemente fuera un prisionero más, les daba comida extra a escondidas para que no desfallecieran. Mercè recuerda a aquel joven de dieciocho años con agradecimiento y una sonrisa en su rostro.

Cuando pasó la guerra y volvieron a Cataluña, Mercè tuvo la suerte de contar con agunos familiares y amigos que la ayudaron a seguir adelante. Ha sido enfermera y maestra y quienes han trabajado con ella la recuerdan como una persona cariñosa , volcada en los demás y muy generosa. Mercè había guardada los traumas vividos durante su infancia en silencio y sólo su hija conocía algo de ese pasado. Aunque le preguntaban por aquellos años e intentaban que hablara, ella siempre se resistía. El dolor del recuerdo era demasiado intenso. Finalmente, a sus ochenta años, ha desgranado los recuerdos que pueblan su mente, desgranados en este libro.  

Mercè es un testimonio de nuestra historia y una auténtica superviviente que merece mi más sincera admiración , respeto y ternura. Sus ojos destilan la bondad de quienes han sufrido, pero han hecho de ese sufrimiento un instrumento más para cambiar el mundo y servir a los demás. 

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