Nací en una ciudad
con olor a mar, a sal, a fritanga,
a ganas de vivir, a risas incontenidas.
Ciudad canalla por dentro,
alegremente mediterránea,
calles bulliciosas ,de comercio ajetreado,
de terrazas abarrotadas,
de balcones con ropa tendida.
Parques y plazas soleados,
abiertos a la improvisación artística,
al arte callejero y la venta ambulante.
Ciudad de obreros con prisa insaciable,
de burgueses modernistas,
de putas y carteristas,
de escritores con afán de trascendencia,
de pijos y garrulos, de viejos con andadores,
de perros que tiran del dueño,
de olor a alcantarilla siempre que llueve.
Corazón que late a deshoras,
trasnochada y fiestera,
olímpica y holgazana,
bella a rabiar.
Barcelona del alma,
¡ Cuánto te quiero!
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