La felicidad en el ámbito de la psicología del trabajo y las organizaciones
ha sido uno de los temas más debatidos y tratados. Desde autores que afirman
que la felicidad en el trabajo es un concepto medible, pasando por aquellos que
afirman que la predisposición y las actitudes del trabajador son indispensables,
hasta aquellos expertos que se han especializado en exprimir al máximo el
concepto de felicidad en el trabajo como una forma de aumentar la productividad
de las empresas. El “sentirse bien en el trabajo” es más importante de lo que
parece.
En diversos estudios realizados sobre este tema, España se sitúa en
posiciones muy bajas en el grado de satisfacción laboral. Factores como la
injusticia y los grandes salarios de las altas direcciones tienen una relación
directa con la satisfacción laboral y son elementos que no han mejorado en las
organizaciones en los últimos años, sino más bien al contrario. Los españoles
suelen presentarse como no del todo satisfechos con su trabajo, arguyendo
diversas causas: las pésimas condiciones salariales, la férrea estructura
jerárquica de la organización, que impide que se tengan en cuenta las opiniones
de los empleados, el estrés y presión al
que son sometidos y la escasa valoración
del trabajo bien desempeñado. No debemos olvidar que pasamos buena parte de
nuestra vida trabajando, y que ese tiempo en el trabajo debe ser saludable para
la mente y el cuerpo. Sentirnos realizados y “a gusto” depende de factores
externos e internos. La mayoría de estudios coinciden en dar una serie de
claves para conseguir la “satisfacción laboral”:
− Una cultura organizativa saludable, respetuosa y de apoyo.
− Un liderazgo competente a todos
los niveles.
− Un trato justo, seguridad y
reconocimiento.
− Un diseño de los puestos de trabajo para que sean interesantes,
retadores, autónomos y con feedback.
− Facilitar el desarrollo de habilidades
para mejorar las competencias y permitir el crecimiento personal.
− Selección de las personas para que
se ajusten bien a la organización y al puesto.
− Refuerzo del ajuste a través de
entrevistas de trabajo realistas y prácticas de socialización.
− Reducción de molestias e incremento de la puesta en práctica de mejoras.
− Persuasión a los empleados para que no acepten entornos laborales por
debajo de lo ideal.
− Puesta en práctica de trabajo de alto rendimiento.
Otros factores a tener en cuenta también , y más a modo personal, son los
siguientes: el control del propio trabajo, facilitar poner en práctica
habilidades personales, la existencia de variedad en las tareas, crear entornos
transparentes, relacionarse con otras personas y que exista buena relación de
equipo, contar con un buen líder en la cabeza de la organización, que sobre
todo sepa escuchar y hacer partícipes a los empleados de cierta decisiones que
se tengan que tomar, que cuente con carisma y otros valores como la empatía, la
asertividad y la habilidad de reconocer el esfuerzo de los buenos empleados y
saber recompensarlos. Todos estos factores y algunos más son esenciales para
conseguir una satisfacción mientras desempeñamos una tarea remunerada.
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