Se ha escrito mucho sobre el escritor Juan Marsé, y , tras su reciente fallecimiento, son también muchos quienes han querido brindarle un homenaje a uno de los literatos que mejor supo describir la Barcelona de los años de postguerra en el extrarradio , la Barcelona de los charnegos, los garrulos , los pijoapartes y prostitutas del barrio chino. Pero uno de los escenarios que Marsé descubrió para el lector era el barrio del Carmel, con sus calles empinadas y estrechas, con sus maravillosas vistas de Barcelona y su aire de pueblo que mira , desde la lejanía, el trajín de la gran urbe.
En Últimas tardes con Teresa , por ejemplo, la madre de Teresa habla así del monte Carmelo: " el Monte Carmelo era algo así como el Congo, un país remoto e infrahumano con sus leyes propias, distintas"
Un comentario extraído de una de sus novelas más emblemáticas en la que nos muestra los prejuicios que tenía la burguesía de la Barcelona de la periferia. Hace mucho que el Carmelo ha dejado de ser un barrio marginado para ser un barrio obrero más con buenas infraestructuras , accesos y prestaciones para los vecinos. En la misma novela se nos narra la trayectoria de uno de los personajes que ha quedado en el imaginario colectivo del lector, el pijoaparte, por varios lugares conocidos del barrio: la carretera del Carmel, el cottolengo, el Park Güell, el bar Delicias , las baterías antiaéreas...