domingo, 26 de julio de 2020

La belleza de los astros. La ciencia astronómica.



La belleza de los astros: La ciencia astronómica

Mi afición por la ciencia de los astros, la Astronomía, es tardía. La mayoría de astrónomos amateurs afirman sentir la vocación desde su  infancia o temprana juventud. No fue mi caso. De niña estaba siempre enfrascada en la lectura de novelas y literatura clásica, y no me llamaban la atención los astros. ¿Cuándo empezó entonces mi interés  por la astronomía? Soy trabajadora social, y, en el transcurso de una de mis visitas domiciliarias, uno de los usuarios a los que atendía periódicamente, un señor de avanzada edad y de gran acervo cultural, me comentó su pasión por los temas astronómicos. Me prestó un par de libros en los que se trataban, a manera divulgativa, los temas más importantes de la ciencia astronómica. En un principio, como mujer de filosofía y letras, y profesional de las ciencias sociales, no creía que pudieran interesarme y comprender libros de carácter científico, pero decidí darme una oportunidad y leí aquellos libros. Desde entonces y hasta hoy en día, mi interés por la astronomía ha ido creciendo día a día. Al leer las maravillas del Universo, cómo se forman las galaxias, el nacimiento y muerte de las estrellas… Y un sinfín de conceptos más me entusiasmaron  como ningún otro tema lo había hecho hasta entonces. Gracias a ese usuario, descubrí una ciencia apasionante que está en continua evolución y en la que todavía los aficionados pueden hacer descubrimientos importantes, no sólo los científicos dedicados expresamente a ello.






La astronomía actual tiene numerosos campos de estudio, pero yo destacaría el campo  de la cosmología, dedicado a investigar acerca de los orígenes del universo, el estudio de la materia y la energía oscura; las investigaciones sobre la búsqueda de cualquier forma de vida en otros planetas y la selenografía, el estudio de la luna. Como toda ciencia con gran variedad de conceptos y campos de investigación, existen algunos mucho más específicos y que requieren de una mayor formación en matemáticas y física. Me refiero, por ejemplo, a la física cuántica,  la teoría de las cuerdas o el novedoso estudio de los púlsares, quarks y agujeros negros resultantes de la explosión de una estrella supermasiva. Algunos de estos conceptos no son fáciles de explicar ni de entender, pero, si se tiene la suerte de contar con un buen libro divulgativo o un especialista en el tema que sepa desgranarlos y hacerlos accesibles, puedo asegurar que son de una belleza y complejidad fascinantes.

No existe nada tan hermoso como estudiar el origen de todo, de dónde procedemos y cómo se formó lo que hoy conocemos como Universo. La astronomía es poesía, pues su belleza es tan inefable que sólo puede ser percibida por el intelecto. A medida que profundizamos en esta ciencia, al menos a mí me ha ocurrido, vamos aceptando la pequeñez de la tierra y de los seres humanos. Somos una minúscula parte de todo lo existente. Ocupamos un infinitésimo lugar en  el Universo. Un pequeño planeta que ocupa un modesto puesto en el sistema gobernado por el sol, el llamado Sistema Solar, y más allá del cual se sitúa en uno de los brazos de la galaxia espiral barrada llamada Vía Láctea, una galaxia más que  forma parte de un supercúmulo de galaxias más de entre los miles de millones de galaxias que hay en el Universo. Apenas hemos podido investigar una pequeña parte de las maravillas del espacio exterior y sólo una pequeña parte es la observable por el ser humano. Nuestros telescopios y modernos instrumentos tienen un límite de observación, más allá del cual no sabemos qué existe porque jamás lo hemos visto. Y de este universo observable, aún existen conceptos que se nos escapan. Una buena parte del Universo está formado por una materia y una energía de la que no se sabe nada. El descubrimiento de su composición cambiaría la física por completo y aportaría nuevos datos sobre sus orígenes y, por ende, el origen de los planetas y  los seres humanos. Todo en astronomía está  conectado, y una vez se descubre algo, las teorías y las perspectivas que teníamos sobre el Todo, cambian por completo. Los avances en esta ciencia son lentos, pero una vez obtenidos, los resultados son valiosísimos. 

El ser humano ocupa, por tanto, una pequeñísima posición en nuestro Universo. Somos frutos de una serie de hechos y circunstancias que tuvieron lugar  en el Universo hace miles de millones de años, que provocaron una serie de modificaciones también en nuestro planeta que, a su vez, facilitaron las condiciones necesarias para que se desarrollara vida en la Tierra. Sin esos hechos y situaciones que se dieron en nuestro Sistema Solar hace millones de años , el ser humano jamás hubiera existido. Es por eso que debemos ser humildes y no creernos dueño del mundo. La astronomía es la ciencia de la humildad y sólo adoptando una posición pequeña podemos aprehender parte de las grandiosidades de nuestro Universo, diseñado de forma perfecta, cuyos misterios aún son muchos  y gracias al cual hoy podemos decir que estamos aquí, disfrutando del espectáculo inigualable que nos ofrece el escenario de los cielos  y los astros y objetos que lo forman.

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