El ansia.
Una sed no saciada ,
de fondo infinito y cadavérico.
Una prisa constante
y doliente.
¡Ansia!
Quiero gritar tu nombre,
y no puedo.
No puedo respirar .
No puedo controlar
los parámetros de la vida
y de la muerte.
¡Ansia!
Eres la sepulturera ,
la muerte de mis
desvelos.
A ti te conjuro ,
maldita,
todos mis males.
¡Ansia!
Maldita ansiedad del alma
,
maldita herencia de mis
genes,
condena por mis pecados,
quiero matarte y no
puedo.
El día en que aprenda a
domar
tu prisa , tus furias .
¿Será demasiado tarde?
Mi corazón grita que no ,
que puedo doblegarte ,
sentarme encima de
tus infames espaldas
y reírme a carcajada limpia.
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