Releyendo "Las flores del Mal" de Baudelaire me vuelvo a adentrar en las profundidades voluptuosas, carnales y embriagadoras del mal , del pecado y la seducción.Cuando Rodin imaginaba su obra maestra , el pórtico del infierno, tenía en mente dos grandes obras de la literatura universal: la "Divina Comedia" de Dante , y "Las flores del mal" del poeta simbolista francés. Hay que estar genialmente loco para convertirse en conductor de las flores enfermas y bellas de una escultura que resume el infierno del hombre en la tierra.
La exaltación del goce y las pasiones del poemario fueron fuente de inspiración para Rodin en el momento de dotar de carnalidad y formas seductoras a las figuras que componen su infierno.
¡ Ay , pensador maldito! , artista que consagra el horror y el pecado y lo sublima como máxima categoría estética.
Leo "Las flores del mal" y sus versos se me aparecen de una tristeza y una melancolía que aboca al suicidio , a la extinción del ser y su entrada en las más profundas oscuridades.Me ocurre lo mismo cuando contemplo las piezas que conforman la "puerta del infierno" de Rodin. Una alegoría de las pasiones humanas , de historias mitológicas y figuras filosóficas que componen el fresco de ese mal tan humano y divino que tiene su imperio en las entrañas del hombre. Más allá de cualquier imperativo moral , el infierno seduce. Con casi doscientas figuras plasmadas en movimientos , contemplar el infierno es interpelar a la condición humana.
He escrito esta entrada en mi blog porque hace poco visité la exposición sobre Rodin y su maravilloso proyecto de "la puerta del Infierno" que organiza la fundación Mapfre en Barcelona. En las visitas a sus instalaciones me sentí cautivada por el detallismo de las figuras que debían componer la puerta totalmente acabada. El mal era tan bello que decidí indagar en las fuentes literarias en que se basó para crear una obra escultórica que enmudece. La obra de Dante y la de Baudelaire surgieron como principales influencias. El arte , en cualquier forma , es la forma más cercana a lo divino que puede utilizar el hombre para expresar su mundo. El arte , ya sea escrito o esculpido , tiene en estas dos obras su máxima consagración en la maldad y el horror , en el exceso y el movimiento violento.
Dejadme beber de la sangre del mal , del cáliz del infierno . Dejadme que me entierren con el aroma embriagador de las flores que se pudren y se marchitan en los albores del tiempo.¡Dejadme sentir las palpitaciones de lo muerto y la belleza del espacio maligno!
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