miércoles, 8 de octubre de 2014

"La reina provocadora" o cómo conjugar monarquía y república en un cuento de humor.

La reina provocadora


I

Hubo una vez una reina a quien le encantaba leer historias de amor. Esta reina era una reina muy particular. Trabajaba día y noche escribiendo historias que después publicaba bajo muchos pseudónimos. Era una reina republicana. Jamás tuvo una palabra de aliento para sus hijos y su marido. Sólo vivía para hacer triunfar sus propias ideas entre el pueblo. A esta reina le encantaba comer en tatamis japoneses y escuchar música rock. Era una reina moderna. Tenía un gato blanco al que vestía con diademas reales y diamantes de terciopelo. No le gustaba viajar y , cuando  quería salir de palacio, se disfrazaba de  guardia urbano y se pasaba horas caminando por la capital del reino.

Un buen día  esta reina decidió que no quería ser reina. Entonces preparó sus maletas y una noche de octubre  salió del palacio vestida de invitada , cuando todos estaban celebrando las dos décadas de su entronización.


Esta reina marchó muy lejos y se casó con un barquero muy pobre que  se dedicaba a vender pulserillas de coral y caballitos de mar que cogía con las redes de su barco. Ella  cambió completamente de vida y se puso a trabajar como masajista. Vivían en una casita muy pobre que se llenaba de goteras cuando caía la lluvia. Pero era una reina feliz.  Pasaron los años y un turista inglés que viajó a una isla del Pacífico la reconoció. Le preguntó si era ella la mujer que había llenado de ilusiones a un  país que había caído   bajo las garras de una dictadura monárquica .- La reina los abandonó y ahora sufren la tiranía del rey y sus hijos.- se lamentaba el inglés. Ella le dijo que no era la reina que muchos buscaban pero , temiendo que el turista fuera capaz de comentar sus sospechas a las autoridades , acabó confesando su verdadera identidad.  Mientras la escuchaba  el joven se quedó maravillado de la elocuencia y la sencillez de aquella mujer . Le pidió que se fugara con él y le prometió que viviría todo el día pendiente de ella. La reina le dijo que su vida estaba allí, con su barquero y su chabola. No tenía intención de cambiar de vida y le pidió que no contara nada a nadie. Ian Serrmijj , que así se llamaba el turista , le confesó que todo su pueblo la echaba de menos.




Caía una lluvia pacífica , de otoño. Los ojos de la oscuridad acababan por doblar las esquinas y las nubes del norte amenazaban tormenta. La reina alojó en su humilde vivienda al viajero y le dio un bote de  pimienta verde.

-       Si tienes acceso a las cocinas reales , echa esto cada día en las comidas del rey  y mis  hijos.- La reina esbozó una sonrisa de picardía.

-          Pero señora , yo no conozco a nadie que esté metido en palacio.

-       Tú sólo tienes que preguntar por el Sr Ismael en la sastrería  real de la Calle Mayor. Creo que está a la altura de una casita de putas. Ji , ji.- Serrmij cada vez entendía menos.


Se despidieron  al día siguiente y la reina , como regalo especial , le dio un beso en la mejilla. Serrmij llegó al reino procedente de un vuelo barato  que tuvo algunos problemas para aterrizar. Llegó a las seis de la madrugada y a las nueve ya estaba en la puerta de la sastrería. Fue el primer cliente. Una chica de apenas veinte años le preguntó qué deseaba.


-          Necesito hablar con el Sr Ismael. ¿ Se encuentra en estos momentos?

-          Es mi padre , ¿ Para qué quiere  hablar con él?

-          Dígale que la reina necesita hablar con él.

La chica era de una belleza impresionante. Su pelo era negro como el azabache y tenía los rasgos de la cara muy acentuados. Labios gruesos , ojos grandes y nariz puntiaguda.  Se fue a la trastienda y avisó a su padre , que apareció al instante.

-          ¿ Qué puede querer la reina de mí? , ¿ Sabe usted dónde está la reina?


Serrmij le explicó al detalle su encuentro con la soberana y le dio el bote de pimienta que ésta le había entregado. El sastre entendió al momento las intenciones de la soberana. Uno de los hijos de Ismael trabajaba como chef en las cocinas reales  y supervisaba los platos que cada día se servían al rey y a los príncipes. Era una buena oportunidad para darles una lección y hacerles pasar una tremenda vergüenza ante sus súbditos.

El sastre llamó a su hijo y le pidió que durante una semana pusiera en las salsas ,  sin que se notara demasiado , un poco de pimienta en las comidas del rey y los príncipes. Y así ocurrió lo que la reina pretendía desde su chabola de madera. Durante los dos primeros días  el rey y los principitos no notaron nada extraño, pero , cuando hubo pasado una semana , los tres estaban para morirse. No podían parar de estornudar y sentían fuertes picores por todo el cuerpo. Los fotógrafos no daban crédito a lo que veían y no paraban de fotografiar al rey y a los príncipes .Durante una rueda de prensa fueron tan grandes los picores que se desvistieron de sus majestuosos ropajes hasta quedar en paños menores. Al día siguiente  las portadas con las fotos del ridículo clan real acapararon el tema de interés en revistas , diarios y círculos sociales .La familia real era objeto de chistes obscenos  y críticas mordaces. Y así fue como el rey y sus hijos recibieron una bofetada en la narices por haber creído que eran superiores.




Pero éste no fue el final de la monarquía.










II





Un  buen día   el príncipe heredero decidió construir un palacio de marfil con el dinero del pueblo.  Deseaba un capricho , una excusa para salir de palacio y poder escapar de las garras de papá . Llamó a su casita  “El capricho” y vivió allí hasta que se cansó de hacer el paripé y comprobar que sus excesos no llamaban la atención de nadie. Entonces  organizó su propia boda y se inventó una prometida que era el vivo ejemplo de una mujer florero. El príncipe viajó de incógnito por todos los rincones del reino en busca de una chica lista , afectuosa y trabajadora. Y no la encontró. Se dio cuenta de que no había nadie que pudiera encajar en sus caprichosos deseos. Los preparativos de la boda fueron anulados pero costaron la friolera de dos millones de euros. Malgastados. Tirados a la basura.


La reina  seguía feliz con  su vida en libertad , con el  hombre que siempre había deseado en  sueños , con el pescador que  le llenaba las habitaciones de  una dulce brisa de mar. Olor a mar . Ligero . Vaporoso.  Pero había algo en el corazón de la reina que no la hacía sentirse tranquila.  Desde que aquel turista le había contado la situación que vivía su pueblo , bajo las estrictas garras de la monarquía ,  su corazón no latía con la misma velocidad. Una parte de su corazón se había oscurecido  , había caído en  las dudas de la paz. Fue entonces cuando decidió que debía hacer algo por su país ,  por su gente. Una mañana de verano  dejó una nota a su enamorado y volvió a ceñirse la corona. El primer ciudadano que la vio llegar caminando sobre el arcén de una autopista no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Y el pueblo volvió a repartir octavillas , volvió a creer en los ideales de justicia y libertad democrática. Porque un pueblo sólo puede ser calificado como tal si tiene auténticas aspiraciones.  Nadie le preguntó qué había hecho durante los últimos años. Todos aceptaron que la reina había decidido tomarse un respiro , pero ahora estaba allí con ellos. La reina había vuelto para ayudarlos. Al rey y  a sus hijos no les sentó tan bien la noticia. Cuando la vieron aparecer corrieron a  esconderse en sus aposentos. Temían la reacción que pudiera tener la  reina cuando viera que habían  convertido el palacio en una casa de putas.





La vuelta de la reina fue el principio del fin de la monarquía.












II




Serrmijj se convirtió en el secretario de un partido encabezado por la propia soberana  y auspiciado por los mandatos de una mayoría de población que necesitaba cambio. Change. Ésa era la palabra que comenzó a extenderse por la mayoría de las ciudades y  pueblos. La reina se vestía con ropas de obrera y levantaba el puño en alto para excitar a las masas congregadas en plazas y calles del reino. Llovían octavillas del cielo en las que se animaba al pueblo a obligar de una vez por todas al gobierno a que reformara los artículos de la constitución y proclamara  la Primera República Federal . El reino quedó dividido en dos bandos. Una amplia mayoría  respaldaba a la reina y vestía camisetas con su foto  y los colores rojo y negro pintados en sus rostros. Pero había una pequeña parte de la población que todavía  seguía fiel al monarca. A éstos se les llamó los coletillas, porque siempre terminaban las frases con un  o sea , chuli , o gilipolleces por el estilo. Vestían ropa de marca y llegaban a  quedarse consternados si se manchaban de polvo las suelas de sus zapatos.



Y el gobierno tuvo que convocar un referéndum  para decidir de una vez por todas qué era lo más recomendable. El resultado fue el manifiesto rechazo del pueblo hacia la monarquía y el deseo popular de un gobierno republicano encabezado por Su Majestad La Reina , que dejaría de ostentar el título regio y pasaría a  ser una ciudadana más , con deberes y obligaciones. Todo el mundo acordó que fuera ella la presidenta del país. En cuanto  al monarca y sus hijos , tuvieron que marcharse antes de que les cayera una tunda de acusaciones. Se machacaron la cantidad de dinero que el estado les había estado regalando durante los últimos años. Viajaron por Perú , China e Indonesia y atravesaron el Atlántico en un crucero en el que casi pierden la poca pasta que les quedaba en el bolsillo. Luego decidieron ir en busca  del amante de su mujer , el barquero . Lo encontraron en una cabaña que se les antojó de juguete , en el suroeste del Japón. Resultó ser un japonés cascarrabias y petulante que  se sentía ofendido desde que la reina lo había abandonado. El monarca y sus hijos se granjearon su amistad y decidieron formar un pequeño ejército de fieles que estuvieran dispuestos a sacrificar su vida por la restauración de la monarquía. Era un día de verano , de intenso calor. El monarca habló de modo regio:

-          Formaremos un grupo fuerte , que vaya de democrático   pero que , alcanzado el poder , sea lo más absolutista posible. No será monárquico , será tiránico.


El japonés se frotaba las manos porque se veía rico , rodeado de bellas mujeres y  cubierto de ricas sábanas de holanda , como un príncipe.



-     Señor , yo me ofrezco a  hacerle de mayordomo. Y también puedo ser su estilista. Tengo conocimientos náuticos , por lo que podría ser su consejero en las regatas.


-          La reina se va a arrepentir toda su vida del lío que ha organizado- Los hijos miraban al padre ,  asustados - Voy a hacer que se convierta en mi criada para el resto de su vida. Si quiere guerra , tendrá guerra.-



Los pájaros dejaron de piar cuando el rey comenzó a insultarla. La reina jamás se hubiera imaginado el odio que ella misma había engendrado en el corazón del rey.






III





En el país de la reina la gente no sonreía . Suus caras estaban llenas de rabia y hastío. No eran felices. La gente subía y bajaba de los autobuses como autómatas. Pero lo peor de todo es que nadie se daba cuenta de nada. Todos creían que eran felices. La gente  vestía de negro sus vidas.  Y fue ese el motivo por el que la reina se vistió un día de morado y decidió salir descalza por las calles. Sólo así – pensó la soberana-  la gente saldrá de su letargo. Se fijará en mí y fijará la atención en un detalle insólito. Dejarán de escuchar música , no verán la tele y dejarán de discutir.- Y aquello fue una de las mejores iniciativas a título individual que tuvo lugar en el antiguo reino desde hacía muchos años. La reina vistió un mes y diez días con un vestido de Versace morado , de manga tres cuartos , hasta los pies. Se descalzó durante todos esos días y se paseaba por las calles de la capital completamente descalza . Renunció a todo escolta  y decidió que ella misma  haría la compra ,  plancharía y  haría las tareas del hogar  pues , al fin y al cabo , pregonaba la igualdad y el republicanismo como forma de vida. Y curiosos de todas partes del país viajaron hasta allí  para verla en vivo y en directo , pues no es demasiado habitual ver cómo una  señora entradita en años  , ex-monarca y  recién estrenada presidenta de una nueva República,  va dando el cante y la nota en sí menor por las calles de una ciudad. Y , como es de suponer, las gentes volvieron a sonreír , a  sentirse agradecidos  por estar viviendo un momento histórico excepcional: Una mujer  que había desnudado sus pies para caminar entre el pueblo.


Cuando el rey , sus hijos y el ejército de fieles que el cocinero japonés había conseguido reunir  llegaron a la ciudad  se asustaron del cambio que se había producido en la vida cotidiana de las personas.  Toda su estrategia de lucha se desmoronó como un castillo de naipes. Vieron un país limpio , sin fraude. Un país que competía con el resto de potencias europeas con dignidad y orgullo. Y fue entonces cuando aquellos monárquicos infieles se dieron cuenta de que se habían quedado anticuados Que vestidos con aquellos oropeles no irían nunca a ninguna parte .Que los pocos afectos a la monarquía  que quedaban se habían olvidado de ellos porque tenían mejores cosas a las que dedicarse. El rey y sus hijos decidieron que lo mejor era cambiar de estrategia y hacerse pasar por amigos de la democracia. Cuando surgiera el primer problema , la primera crisis económica , atacarían con más fuerza que nunca el gobierno e instaurarían el  viejo régimen.




Serrmij y la reina se convirtieron en amantes. Él era su mano derecha , el ideólogo y principal fuente de inspiración de Su Majestad. Caminaban cogidos de la mano por las calles de la capital sin miedo a hacerse fotografías o sentirse observados por el resto de la gente. Eran una pareja que llenaba de orgullo a los ciudadanos.  Pasaron los años y  un pequeño incidente cambió la tranquilidad de la República. Un grupo de  terroristas islámicos armados huyeron de su  país y buscaron cobijo en la capital. Se escondieron en un ático de cuarenta metros cuadrados sin calefacción ni aire acondicionado. En el mismo edificio   vivían el rey , sus hijos y el barquero japonés  , que se ocupaba de las tareas domésticas y del cuidado personal del monarca. La familia real y los terroristas  entablaron una buena amistad. El rey  y sus hijos ayudaron a los delincuentes a buscar trabajo y a hacerse  rápidamente con el idioma. Los terroristas, mintieron a sus nuevos amigos y les dijeron que eran exiliados políticos. Todos se tragaron la mentira y todo hubiera permanecido en la más estricta normalidad si el rey no hubiera sido tan cotilla. Una buena mañana  llegó al apartamento el hijo de uno de ellos. Estaba en apuros económicos  y pidió dinero a su padre. El dinero que cada terrorista ganaba  se ponía en un fondo común que servía para financiar la estancia de todos en el país y reunir el dinero suficiente para emprender el viaje de regreso a sus tierras cuando la situación política  les fuera propicia. Así pues , cada vez que uno de ellos necesitaba dinero del fondo común  debía consultarlo antes con el resto del clan. El  padre le dijo al hijo que el resto de compañeros se negaría a que él cogiera una suma de dinero tan grande. El hijo , ni corto ni perezoso ,  no dudó en  emplear otros medios para conseguir el dinero. Reunió a  los tres terroristas y les chantajeó. Amenazó con denunciarlos a la policía si no le entregaban  lo que pedía. El rey , que se dirigía al piso de sus vecinos con una entradas para ver un partido de fútbol , se paró a escuchar frente a la puerta , alarmado por los gritos y los golpes que daban. Escuchó palabras y  frases sueltas , las suficientes para entender que sus vecinos estaban metidos en un asunto turbio.


-          ¿No os dais cuenta? Ahora somos nosotros quienes tenemos la oportunidad de aprovecharnos. Vamos a hacer chantaje a esos cuatro imbéciles. Los terroristas nos ayudarán a  restaurar la monarquía. Sembraremos el caos. Pondremos bombas y bloquearemos las redes informáticas hasta que los ciudadanos derriben la república y supliquen nuestro regreso. Ésta es nuestra gran oportunidad , chicos.

Los principitos se quedaron mirando al padre con desilusión y suspicacia. El heredero  , que estaba jugando a la consola , se marchó a beber un trago  mientras el padre convencía al barquero de que sus destinos estaban a punto de cambiar.


-          Su Majestad , ¿ cómo vamos a conseguir que esa gente  nos haga caso? Yo lo veo peligroso.

-          Tú tienes que hacer lo que yo te diga  y no le busques más pies al gato. Dile a mis hijos que  tengo que reunirme con ellos. Vamos a trazar el plan.

-          Y yo , Majestad , ¿ qué papel juego en este lío?

-          Tú sólo tienes que hacer lo que has hecho hasta ahora. Sírveme otro chupito.



El rey reunió a los príncipes y al barquero para contarles el plan que había trazado. Aunque los hijos no estaban muy convencido , acataron los planes del rey y aquella misma noche bajaron al piso de los terroristas para  hacerles saber con quienes estaban jugando. Los terroristas intentaron huir  pero ,  el japonés , gran experto en artes marciales , los dejo planchados en el suelo y les ató las manos y los pies. Los terroristas llegaron a un buen trato con el rey. Estaban dispuestos a participar en cualquier acción  terrorista durante un período de seis meses , pasados los cuales podrían regresar a su países de origen. El dinero que necesitaran para su huída no resultaría ningún impedimento porque les sería proporcionado por el rey.  A los pocos días una ola de atentados , secuestros y asesinatos invadieron el país. La ex-reina y presidenta de la república  se sintió desprotegida ante la barbarie. Su equipo de gobierno, encabezado por Serrmijj,  estaba confuso. El terror los había sorprendido cuando menos  lo esperaban. El gobierno ordenó a las fuerzas de seguridad que emplearan todos sus medios en obtener información sobre los autores de un sabotaje  que había perturbado la tranquilidad de los ciudadanos  pero  la investigación era lenta y los actos terroristas ,  cada vez más frecuentes. Al cabo de tres meses , los ciudadanos empezaron a dudar de la reina y de su equipo de gobierno. Comenzaron a llover las primeras protestas  y las primeras críticas. Fue justo en aquel momento cuando la reina recibió una carta del rey.



Querida ex ,


¿ Te acuerdas de mi?  , ¿ cómo te va tu nueva tarea como presidenta? La verdad ,  cariño,  nunca te he entendido. Recuerdo aquellos años en que  compartíamos el lecho y el trono con el mismo ardor. Éramos unos reyes felices que se hacían fotografías con sus súbditos y nos preocupábamos por su bienestar. Recuerdo las regatas de vela en la isla donde pasábamos las vacaciones y los días de esquí en la montaña. Todo el mundo nos quería  y  compraba las revistas del corazón para ver las fotos en las que aparecíamos juntitos haciéndonos arrumacos delante de las cámaras. Todo era tan simple y tan fácil. Hasta que tú lo estropeaste todo cuando te marchaste y  desapareciste sin más. Supongo que te entró esas tonterías que le entran a la mujeres menopaúsicas, que uno de tus arranques de nervios te jugó una mala pasada. Ésta es la conclusión que he querido sacar de aquel desastre. Luego volviste y te entró la manía de querer cambiar el país y  te convertiste en una republicana convencida. Tengo  que reconocer que estabas muy graciosa con aquellas pintas. Ganaste las elecciones y conseguiste tu sueño de democratizar el país. Pero no todo son buenas noticias últimamente , ¿ o me equivoco? La ola de atentados y el horror están empezando a cabrear a tus ciudadanos y eso no es bueno para el bienestar de la República. Te portaste muy mal con tu fiel marido y tus sufridos  hijos , que tanto te quieren. ¿ Por qué te olvidaste de nosotros? , ¿ por qué tomaste tus propias decisiones y nos arrebataste nuestra vida? La vida de rey es la única que he llevado desde que nací y no tenías ningún derecho en arrancármela ,cariño. Creo que te has equivocado. Esta vez la has cagado. La  sangre y el terror aún no han llegado a su fin. Durante los próximos meses  habrá más secuestros , más bombas y crímenes sin resolver. ¿Es así como quieres a tu pueblo?  Si de verdad  los quieres,  te sugiero que aceptes mi trato.  Vas a renunciar a la presidencia  pero  quiero que hagas una confesión televisada en la que  expliques los motivos de tu dimisión y  admitas que la idea de  República  - Democracia –  Libertad ha sido un error. Quiero que recuerdes tu vida de reina y reconozcas que abandonaste a  tu familia y a tu reino. Por último pedirás perdón y te pirarás del país.  Éste es el trato , mi reina.







A esta carta , la reina dio una pronta respuesta:



Cretino de pacotilla ,

¿ De verdad me creíste tan imbécil?, ¿ piensas que voy a aceptar tu chantaje? Ya puedes decirle a esa pandilla de  asesinos que tienes a tu cargo que no voy a someterme  a ellos. Veo que sigues siendo igual de debilucho y poca cosa. Hablas de un lecho que compartimos bien poco y de un trono que no sabías  llevar por tu falta de espíritu. Sigues siendo un hombre sin carisma , un títere que se cree listo y que apenas sabe hacer la u con un canuto. ¿ Que éramos felices? Puede que yo aún interpretara el papel de reina con pulcritud  , pero tú …. ¡ Si te dormías en la mayoría de  actos en público! Yo lo que más recuerdo eran tus aburridos discursos , el derroche de dinero público en las cenas de gala y los viajes… En esos viajes gastabas mucho en pijadas electrónicas y trajes.  Si me marché de palacio fue porque me aburrías  y porque no podía aceptar que el pueblo siguiera ciego ante  tus desmanes. La  República ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida. Este país ha cambiado mucho desde  que decidió ser libre , y lo mejor de todo es que ya nadie se acuerda de ti. Has pasado al olvido más absoluto. Tú y tu monarquía pasareis a la historia como dos errores. Si piensas que voy a tener miedo a esos sinvergüenzas que meten bombas y matan , estás equivocado. Me has dado un motivo fuerte para luchar por este país más que nunca. Voy a luchar con todas mis fuerzas , con la mayor de mi astucia para derrotarte. Tú has empezado esta guerra , pero yo la voy a terminar. Cuando éramos reyes , te repetí que jamás despertaras mi ira. Veo  que lo olvidaste. Pues bien , has despertado mi ira , cariño. Un beso de tu amada esposa , la reina.



El rey y la reina se fueron intercambiando cartas subiditas de tono durante las siguientes semanas. Mientras tanto  el país era un pobre y negro espectro , una triste caricatura de lo que había sido hacía unos meses. Pero siempre hay una pizca de esperanza cuando realmente creemos en una idea e intentamos llevarla a término. Había en el país una niña gitana de siete años que apenas había visto mundo y que tenía unas ganas enormes de emocionar a la gente. Su mayor pasión era el baile flamenco , desgarrado y pasional. Esa niña tenía la ilusión de ser alguien muy querido por los demás , no sólo por sus padres , que la adoraban con locura , sino también por la gente que vivía en su país , que compartía su misma lengua , sus mismo aire y su misma sangre. Esa niña se llamaba Alegría. Pasó por cien y una academias de baile para poder aprender y llegar a ser una estrella  pero ninguno de sus profesores podía entender su forma de bailar. Porque el suyo no era un baile flamenco , sino un baile triste y prolongado. Una especie de cisne que agoniza en el lago de un recuerdo lejano.  Como no quería renunciar a su baile , Alegría  pensó que lo mejor sería bailar en la calle. Y así fue cómo empezó a sentirse comprendida.  Cada mañana cogía su traje , sus zapatos  y el sombrero negro de su padre y  se iba a los parques y a las plazas de la ciudad  a bailar. Una mañana  los terroristas pasaron por delante de ella y  no pudieron evitar fijarse en su modo de bailar. A  uno de ellos se le ocurrió preguntarle por qué bailaba un flamenco tan extraño.

- No puedo bailar de otra manera si mi país ya no cree en las palabras.

- ¿ Y en qué cree tu país? – le respondió el terrorista más joven.

- Mi país no cree en nada. Mi país está sumido en este baile de tristeza que acabas de ver. La gentes se mueven  pero no bailan . Y los únicos pasos que dan están llenos de terror. Creo que mi país va a morir de un momento a otro.

- Tu país está así porque no has sabido bailar mejor , no has hecho todo lo que podías con tu talento. Y es por eso que agoniza. Tu baile es triste y así nunca desaparecerá la tristeza.


Alegría pegó un brinco de luz y entendió a la perfección lo que aquello desconocidos le decían. Comenzó a bailar de una manera descontrolada. Sus pies apenas rozaban el suelo y todos sus movimientos reflejaban una vitalidad y una alegría desmesuradas. Los terroristas comprendieron la injusticia de sus acciones y huyeron del país. Unos meses después fueron capturados en Japón , en una casa abandonada que había pertenecido a un barquero. Pidieron perdón públicamente y confesaron todos sus crímenes y acciones. Acusaron  al rey y a sus hijos como cerebros de la trama  y el gobierno les otorgó su perdón. Pasaron muchos años en la cárcel  pero sus corazones estaban libres del rencor. En cuanto al rey y sus hijos , es aún comentado el escarnio al que fueron sometidos. Jamás salieron de prisión y sus nombres nunca aparecieron en  libros  , documentos o crónicas. Desaparecieron de la memoria de sus contemporáneos y de  las generaciones venideras. El país pronto inició su resurgir con la ayuda de la reina y de la nueva república instaurada.  Las personas volvieron a unir sus fuerzas  para alcanzar la paz tan deseada y procuraron que nunca más se dieran las circunstancias que originaron aquella falta de tristeza que casi los hunde en la más horrible de las miserias.  Pero quizás la más afortunada fue Alegría,  porque pudo realizar su sueño y convertirse en una de las personas más queridas por el pueblo. Y creo que no me olvido de nadie más , porque citar al mezquino del barquero  es alargar una historia con final feliz que siempre puede volver a fracasar.




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