martes, 29 de enero de 2013

"La Adoración del Cordero Místico" en Gante.

En mi viaje a Bélgica hace unos meses  pude admirar una pieza artística de gran valor.  Está expuesta en la Catedral de San Bavón , en la hermosa ciudad de Gante. Joya escondida de Flandes , Gante es una ciudad que no tiene el tirón mediático de su vecina Brujas ( Brugges , en flamenco)  , pero tiene una vitalidad juvenil y un dinamismo del que carece la primera. Gante vio nacer al emperador Carlos V de Alemania ( Carlos I de España)  y fue una de las ciudades más  activas del  S.XVI ( sólo superada por París)  debido a su   intenso tráfico comercial. Pero Gante es famosa hoy por conservar una pieza de arte que  nada tiene que envidiar a la "Mona Lisa" del Louvre o  la "Maja desnuda"  del Prado , por poner dos ejemplos de obras  mundialmente conocidas.




Gante alberga una alegoría de la concepción cristiana del mundo , encerrada en múltiples símbolos y signos  esotéricos y religiosos que no voy a detallar.  Es el políptico de la " Adoración del Cordero Místico" . La tabla central , que alberga la escena de la Adoración , es una obra clave en la Historia del arte.  La escena se basa en un pasaje del Apocalipsis de San Juan  (7.9) que dice:



" Después de esto , vi que había una multitud tan grande  que nadie no la habría podido contar. Eran gentes de todas las naciones , tribus , pueblos y lenguas.Permanecían de pie , delante del trono y delante del  Cordero , vestidos de blanco y con palmas en las manos , proclamaban en voz alta:

La salvación viene de nuestro Dios , que se sienta en el trono , y del Cordero."





Cualquier mirada converge en esa tabla central que muestra la gloria de la religión cristiana representada bajo la figura del Cordero , un símbolo del hijo de Dios y de su eucaristía. No es necesario ser creyente de ninguna religión o cristiano practicante para admirar la simbología y el significado místico de una escena que viene captada desde la luz de un sol que lo ilumina todo , que abraza a las criaturas con sus rayos , que les muestra el paraíso eterno. Estaba sola frente a ese panel. Mis pies me condujeron hasta el Políptico de la catedral. Fue como nacer de nuevo. La figura del Cordero revelaba los designios de mi propio espíritu. Y el azul de la campiña de fondo ,  y el verde del prado me trasmitieron una paz que no había conseguido alcanzar en los últimos meses. Fueron apenas unos segundos. De serenidad . De encuentro con una verdad que se me antojaba caprichosa y huidiza. Bebí en la fuente de la adoración. Bebí también yo del Cordero Místico.

1 comentario:

  1. me parece impesionante tu analisis
    Yo no entiendo mucho de arte pero creo que tu si y que adoras la belleza .

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