En mi viaje a Bélgica hace unos meses pude admirar una pieza artística de gran valor. Está expuesta en la Catedral de San Bavón , en la hermosa ciudad de Gante. Joya escondida de Flandes , Gante es una ciudad que no tiene el tirón mediático de su vecina Brujas ( Brugges , en flamenco) , pero tiene una vitalidad juvenil y un dinamismo del que carece la primera. Gante vio nacer al emperador Carlos V de Alemania ( Carlos I de España) y fue una de las ciudades más activas del S.XVI ( sólo superada por París) debido a su intenso tráfico comercial. Pero Gante es famosa hoy por conservar una pieza de arte que nada tiene que envidiar a la "Mona Lisa" del Louvre o la "Maja desnuda" del Prado , por poner dos ejemplos de obras mundialmente conocidas.
Gante alberga una alegoría de la concepción cristiana del mundo , encerrada en múltiples símbolos y signos esotéricos y religiosos que no voy a detallar. Es el políptico de la " Adoración del Cordero Místico" . La tabla central , que alberga la escena de la Adoración , es una obra clave en la Historia del arte. La escena se basa en un pasaje del Apocalipsis de San Juan (7.9) que dice:
" Después de esto , vi que había una multitud tan grande que nadie no la habría podido contar. Eran gentes de todas las naciones , tribus , pueblos y lenguas.Permanecían de pie , delante del trono y delante del Cordero , vestidos de blanco y con palmas en las manos , proclamaban en voz alta:
La salvación viene de nuestro Dios , que se sienta en el trono , y del Cordero."
Cualquier mirada converge en esa tabla central que muestra la gloria de la religión cristiana representada bajo la figura del Cordero , un símbolo del hijo de Dios y de su eucaristía. No es necesario ser creyente de ninguna religión o cristiano practicante para admirar la simbología y el significado místico de una escena que viene captada desde la luz de un sol que lo ilumina todo , que abraza a las criaturas con sus rayos , que les muestra el paraíso eterno. Estaba sola frente a ese panel. Mis pies me condujeron hasta el Políptico de la catedral. Fue como nacer de nuevo. La figura del Cordero revelaba los designios de mi propio espíritu. Y el azul de la campiña de fondo , y el verde del prado me trasmitieron una paz que no había conseguido alcanzar en los últimos meses. Fueron apenas unos segundos. De serenidad . De encuentro con una verdad que se me antojaba caprichosa y huidiza. Bebí en la fuente de la adoración. Bebí también yo del Cordero Místico.
me parece impesionante tu analisis
ResponderEliminarYo no entiendo mucho de arte pero creo que tu si y que adoras la belleza .