sábado, 21 de octubre de 2017

La fuerza del diálogo. Pensamientos dispersos sobre la situación política que padecemos.


La fuerza del diálogo.


Quienes nos dedicamos al estudio de la lengua y sus manifestaciones culturales conocemos de cerca el valor de la palabra. Puesta al servicio del bien común, es la más eficaz de las armas: no causa la muerte de forma directa ni tampoco pone en riesgo la integridad de nadie. La palabra y su derivación más clara y compleja, el diálogo, es el medio más honesto y honorable en la resolución de conflictos.Si hay algo que nos diferencia de los animales es la capacidad de transformar nuestro entorno más inmediato a través del lenguaje. Somos seres creativos y nuestro modo de relacionarnos es el uso de la palabra en sus múltiples manifestaciones. La palabra sana, regenera y trasforma al hombre y la sociedad.




En estos últimos meses , la falta de diálogo en política ha dado lugar a la radicalización.Si no existen interlocutores que quieran hablar y hacer buen uso de la palabra, el conflicto se agudiza y se enquista. Es lo que está sucediendo en Cataluña. Tanto gobierno central como gobierno autonómico apelan al diálogo  pero, paradójicamente, ninguna de las dos partes pone día y hora para sentarse y exponer sus discrepancias. Todo son buenas intenciones que caen en saco roto. Creo, sinceramente, que ambas partes son culpables del empeoramiento de las relaciones bilaterales entre ambos gobiernos. No veo que el gobierno del señor Rajoy haya sabido encauzar la cuestión catalana. Sus objetivos durante estos años han sido otros. La situación de Cataluña en España y el mejoramiento de su financiación le ha importado un comino. Por otro lado , el gobierno de la Generalitat se ha encerrado más en sí mismo y se alimenta de su propio discurso, plagado de un nacionalismo y de consignas libertarias y revolucionarias que suenan muy bien al oído pero que no se concreta en medidas palpables. La cuerda está demasiado tensa y el riesgo que se corre es tremendo: la liquidación de la convivencia y de esa pluriculturalidad que ha caracterizado siempre a mi  pueblo. Tanto el 155 como la DUI son medidas radicales que buscan la derrota del contrario y su humillación. Siempre me he sentido orgullosa de ser catalana y de pertenecer también a ese estado plurinacional que es España , con sus diferencias y su idiosincrasia en cada uno de los pueblos que lo integran. Como catalana y española me siento indignada con los políticos que forman el gobierno de la Generalitat y el gobierno central de Madrid. No sólo apelan al diálogo cuando lo que realmente desean es la confrontación , sino que tienen la desfachatez de justificar sus actuaciones dando a entender que hacen el mal que hacen porque quieren proteger a la ciudadanía. Es una vergüenza sin límites que debería indignar también a la comunidad internacional. Ahh , se me olvidaba. La comunidad internacional dice que son asuntos internos que deben resolverse en casa. Cuando quieren meten la patita y cuando no les interesa… Ni se les ve ni se les espera.


Frente a la ineptitud de los políticos, apelo a la fuerza del diálogo fraternal entre la ciudadanía de este hermoso pueblo catalán , mi tierra querida. Orgullo del Mediterráneo y de la Europa de los derechos civiles. Que la palabra contribuya a tender puentes y derribar las barreras que los políticos construyen día a día. Y encima les estamos pagando para que canalicen el malestar de los ciudadanos y resuelvan nuestros problemas. No sólo no los resuelven, sino que los agudizan y crean otros nuevos. Verdaderamente, la especie humana es digna de estudio. Es la más inteligente del planeta tierra y la más estúpida.


Estoy convencida de que saldremos de este atolladero mediante el diálogo y la convocatoria de elecciones. El diálogo entre Generalitat y gobierno de Madrid volverá a fluir. Lo que nos dejaremos en el camino y los sacrificios que habrá que realizar  no lo sé , pero el diálogo auténtico y sin concesiones volverá a instalarse y espero que por mucho tiempo.

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