La fuerza del diálogo.
Quienes nos dedicamos al estudio de la lengua y sus manifestaciones
culturales conocemos de cerca el valor de la palabra. Puesta al servicio del
bien común, es la más eficaz de las armas: no causa la muerte de forma directa
ni tampoco pone en riesgo la integridad de nadie. La palabra y su derivación
más clara y compleja, el diálogo, es el medio más honesto y honorable en la
resolución de conflictos.Si hay algo que nos diferencia de los animales es la
capacidad de transformar nuestro entorno más inmediato a través del lenguaje.
Somos seres creativos y nuestro modo de relacionarnos es el uso de la palabra
en sus múltiples manifestaciones. La palabra sana, regenera y trasforma al
hombre y la sociedad.
En estos últimos meses , la falta de diálogo en política ha dado lugar a la
radicalización.Si no existen interlocutores que quieran hablar y hacer buen uso
de la palabra, el conflicto se agudiza y se enquista. Es lo que está sucediendo
en Cataluña. Tanto gobierno central como gobierno autonómico apelan al
diálogo pero, paradójicamente, ninguna
de las dos partes pone día y hora para sentarse y exponer sus discrepancias.
Todo son buenas intenciones que caen en saco roto. Creo, sinceramente, que
ambas partes son culpables del empeoramiento de las relaciones bilaterales
entre ambos gobiernos. No veo que el gobierno del señor Rajoy haya sabido
encauzar la cuestión catalana. Sus objetivos durante estos años han sido otros.
La situación de Cataluña en España y el mejoramiento de su financiación le ha
importado un comino. Por otro lado , el gobierno de la Generalitat se ha
encerrado más en sí mismo y se alimenta de su propio discurso, plagado de un nacionalismo
y de consignas libertarias y revolucionarias que suenan muy bien al oído pero
que no se concreta en medidas palpables. La cuerda está demasiado tensa y el
riesgo que se corre es tremendo: la liquidación de la convivencia y de esa
pluriculturalidad que ha caracterizado siempre a mi pueblo. Tanto el 155 como la DUI son medidas
radicales que buscan la derrota del contrario y su humillación. Siempre me he
sentido orgullosa de ser catalana y de pertenecer también a ese estado
plurinacional que es España , con sus diferencias y su idiosincrasia en cada
uno de los pueblos que lo integran. Como catalana y española me siento indignada
con los políticos que forman el gobierno de la Generalitat y el gobierno
central de Madrid. No sólo apelan al diálogo cuando lo que realmente desean es
la confrontación , sino que tienen la desfachatez de justificar sus actuaciones
dando a entender que hacen el mal que hacen porque quieren proteger a la
ciudadanía. Es una vergüenza sin límites que debería indignar también a la
comunidad internacional. Ahh , se me olvidaba. La comunidad internacional dice
que son asuntos internos que deben resolverse en casa. Cuando quieren meten la
patita y cuando no les interesa… Ni se les ve ni se les espera.
Frente a la ineptitud de los políticos, apelo a la fuerza del diálogo
fraternal entre la ciudadanía de este hermoso pueblo catalán , mi tierra
querida. Orgullo del Mediterráneo y de la Europa de los derechos civiles. Que
la palabra contribuya a tender puentes y derribar las barreras que los
políticos construyen día a día. Y encima les estamos pagando para que canalicen
el malestar de los ciudadanos y resuelvan nuestros problemas. No sólo no los
resuelven, sino que los agudizan y crean otros nuevos. Verdaderamente, la
especie humana es digna de estudio. Es la más inteligente del planeta tierra y
la más estúpida.
Estoy convencida de que saldremos de este atolladero mediante el diálogo y
la convocatoria de elecciones. El diálogo entre Generalitat y gobierno de
Madrid volverá a fluir. Lo que nos dejaremos en el camino y los sacrificios que
habrá que realizar no lo sé , pero el
diálogo auténtico y sin concesiones volverá a instalarse y espero que por mucho
tiempo.
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