Érase una vez una niña que soñaba despierta durante el día y dibujaba
sueños por la noche . Kittie era una niña feliz y despreocupada hasta que vio a
una estrella. En el colegio siempre le habían explicado que había que crecer y
madurar pero ella no quería. Kittie era
una joven con cuerpo de niña y mente de
pájaro. Soñaba que algún día sería querida por mucha gente y que podría hacer
grandes cosas por los demás. Los años pasaron y sus sueños infantiles pasaron a convertirse en
obsesiones , y sus obsesiones en nuevos retos con los que tejía cada uno de sus
relatos. Por si no se lo he dicho, Kittie quería ser escritora , política ,
activista , modelo , actriz y madre. No
se conformaba con tocar una sola punta de la estrellas , quería probarlo todo.
Era tan fuerte su ansia de gloria que por las noches no podía dormir
imaginándose en alfombras rojas , actos benéficos y aviones particulares. Se veía viajando por
todas las partes del planeta , dibujando corazones en espejos de
lavabos de habitaciones de hotel
y firmando autógrafos allá por
donde pasara.
Pero el mundo de Kittie era muy
diferente al del resto. Era un mundo sin límites , un paraíso con frutas y sin horarios
. A medida que crecía , su sueño parecía desvanecerse en la oscuridad. Kittie
nunca había tenido grandes amigos y tampoco guardaba un buen recuerdo de los
compañeros de instituto , que la llamaban “pistacho”
por un chándal que le habían regalado sus padres por su cumpleaños. Era una
inadaptaba que buscaba expresarse en un mundo que se le hacía difícil de
entender. Kittie tenía la costumbre de mirar las estrellas siempre que podía.
Vivía en un barrio pobre en la periferia de la ciudad , pero era un lugar desde
el cual se divisaba una hermosa vista del cielo y el mar unidos. Kittie subía
hasta la cima del monte Carmelo para ver más de cerca a sus amigas. Se sentaba
en el frío suelo de unas baterías antiaéreas que permanecían allí desde la
guerra civil y se pasaba largos ratos mirando el brillo que despedían. A las
estrellas les revelaba sus más íntimos secretos. Y sólo con ellas se atrevía a
desvelar sus verdades. Lucían tan vistosas en el cielo que jamás pensó que
pudiera existir un diamante capaz de causar tanta impresión. A veces se
imaginaba que podía subir hasta allá arriba y robar una de ellas para poder
hacerse un colgante con el que protegerse.
Kittie siguió creciendo y fue a
la universidad , donde descubrió a escritores maravillosos – la mayoría de los
cuales estaban muertos – y a profesores que se creían muy ingeniosos y listos
pero que no tenían imaginación. Un buen día , Kittie llegó a casa deprimida y dispuesta a acostarse , pero se le ocurrió encender antes el
televisor para ver qué daban por la tele. Y entonces escuchó una canción que
consiguió lo que ningún médico y psicólogo había conseguido antes: Ser feliz.
Era una melodía bastante simple pero cantada con una energía que le restituía
de todos los malos momentos que había pasado: las decepciones amorosas , la falta
de trabajo y un espíritu envejecido por el pesimismo. La melodía estaba cantada
por una voz enigmática , arrolladora y llena de matices. Kittie se apresuró a
investigar quién se escondía detrás de
esa aureola y descubrió a una estrella que brillaba más que ninguna otra. Y así
fue cómo Kittie pasó de ser una chica sin estrella a ser una chica con estrella.
Se hizo del club de fans a través de Internet y estaba atenta a todo lo que
ocurriera en la vida de su ídolo. Sin apenas darse cuenta , encontró un nuevo
motivo para dejar libres sus miedos y retomó
una de sus mayores vocaciones: la escritura.
Un buen día , Kittie recibió por
correo electrónico un mensaje enviado por Facebook para que participara en el
sorteo de dos entradas al concierto que su estrella iba a dar en Alemania.
Kittie estaba tan emocionada ante la idea de poder ver a su ídolo en directo
que se apuntó a toda prisa al sorteo. Tenía una vida tan vacía que cualquier
acontecimiento fuera de lo normal se convertía en “el acontecimiento”. Como era
de suponer , la premiada en el sorteo fue otra persona. Kittie , sin embargo ,
no se dio por vencida. Le gustaban los retos difíciles , casi imposibles y
¿quién no diría que tocar a una estrella es lo más inverosímil del
mundo? Ella era consciente de las pocas posibilidades que tiene una fan de
conocer a su objeto idolatrado , pero también sabía que siempre hay que creer
en los sueños.
Pasaron los años y Kittie se
convirtió de la noche a la mañana en una
escritora de best-sellers. Gozaba de un buen estatus económico y se codeaba con
los artistas más conocidos del cine y la canción. De ser una completa desconocida había pasado a
ocupar las portadas de las revistas del corazón
y de los periódicos de todos los países del mundo. Sus libros se habían
traducido a cuarenta idiomas y pronto empezaron las especulaciones en torno a
su vida sentimental. Pero Kittie se sentía más sola que nunca. Siempre había
creído que la fama , el sentirse querida
por millones de personas , sería la solución a sus problemas. Se había equivocado.
Se sentía enjaulada en hoteles de cinco estrellas y vivía en territorio de nadie. Había logrado
un sueño pero le faltaba rellenar un hueco en su vida. ¿ De qué le servía la
fama si no podía conocer a la estrella de su infancia? Descubrió que esa angustia que le corroía las entrañas como
un gusano era la falta de amor.
Entonces se puso manos a la obra
. A través de su representante logró averiguar más datos sobre la vida privada
del cantante. Le gustaban las palomitas , el cine negro , las bambas brillantes y su color preferido era el
negro. También averiguó que vivía sólo , a tan sólo dos manzanas de su
apartamento y que apenas salía de su habitación porque estaba preparando un
nuevo disco. Kittie se las ingenió para
ser invitada a la fiesta de presentación de su nuevo single , una canción pegadiza y con ritmo frenético
que había sido compuesta para formar parte de la banda sonora de una película
de éxito.
La fiesta se celebró en la residencia de un importante
productor y director de cine , al que Kittie conocía porque tenían un amigo en
común. Los presentó Bobby Richards , un actor de Hollywood , amigo del cantante
y del representante de Kittie. Cuando lo vio aparecer ante sí , con la mano
tendida , volvió otra vez a ser aquella niña inocente , anónima y tímida que apenas salía de casa
porque no tenía amigos. Él le sonreía con
la misma dulzura y sinceridad que ella había admirado en sus conciertos.
“ ¿ Qué pensaría él si ella seguía mirándolo ensimismada?” se preguntó
asustada. Enseguida se recompuso y le estrechó la mano.
-
Encantada de conocerle. Tenía muchas ganas de conocerlo
en persona. Esto … Soy una gran admiradora suya.
-
El placer de conocerla es mío , señorita . ¿ Le puedo
revelar un secreto? Me he leído todas sus novelas de un tirón. La mayoría de
veces estando de gira , entre concierto y concierto. Me sirven para
concentrarme antes del trabajo.
-
¿ En serio?
-
Son realmente buenas. Me gusta especialmente la tercera
: “Los ojos sin sombra”. Creo que es la mejor de la serie. Aunque también
encuentro entrañable el personaje de Julia , en la cuarta novela. Me recuerda
mucho a mi primera novia.
-
Oh , vaya. Me alegro de que le guste la tercera entrega
porque es la que más críticas ha recibido , aunque yo también creo que es la
más elaborada. Creo que coincidimos en eso.- La conversación discurría con tal
naturalidad que Kittie logró se fue tranquilizando a medida que hablaba con él.
-
¿ Te puedo tutear?
-
Sí , claro. Me puedes llamar Kittie.
-
¿ No estás
agobiada de estar aquí metida? No me gustan nada los espacios cerrados. Siento una
claustrofobia enorme. Lo que ocurre es que mis representantes me han dicho que
me calle las manías. Pero , ¿ por qué tengo que estar horas encerrado con gente
aburrida?
A Kittie le hizo gracia el comentario y se afianzó en su admiración por el
cantante. Vestido de aquella guisa , con
unos pantalones negros , brillantes y
ajustados , una camiseta fucsia , una chaqueta del mismo color y el pelo
completamente engominado , tenía cierto aire a John Travolta en Grease. Salieron por la puerta principal
sin ser vistos por ningún periodista curioso y marcharon a pie hasta Hyde Park.
La brisa era fresca y el cielo estaba completamente despejado , cubierto de
estrellas. Se sentaron en un banco.
Kittie se había dejado la americana en la fiesta y sentía frío. William se
quitó la chaqueta y se la puso encima de los hombres.
-
Antes , en la fiesta , me has contado un secreto. Me
gustaría contarte ahora el mío. Tú has dicho que te relaja leer mis libros
durante las giras. Yo escucho tu música
siempre que necesito dar una vuelta de tuerca a mis historias. Es un ritual que
llevo haciendo desde mis inicios , cuando no era nadie y todo el mundo me
rechazaba los manuscritos. Me encantan tu música , tu letra y tus canciones. No tengo ninguna preferida. Me
gustan todas.
Un silencio se
apoderó de los dos. Él se aproximó a Kittie y le dio un beso breve pero intenso
en los labios. Kittie entonces volvió otra vez a su habitación , a las noches
adolescentes en que no había nada más detrás de aquellas cuatro paredes que le
indicaban la miseria de su existencia. Estaba cumpliendo el sueño de su vida
con la mayor naturalidad del mundo , como un acto normal y honesto , sobre todo
honesto.
El cielo
estaba cuajado de estrellas y Kittie le indicó que las contemplara durante
largo rato.
- ¿ No son maravillosas? Siempre me ha hipnotizado
mirarlas. Jamás he visto algo tan bello y tan distante al mismo tiempo. Cuando
era niña me subía a lo alto de un monte que había cerca de casa para mirarlas.
Me tumbaba en el suelo y me podía pasar horas mirándolas. Es la experiencia más
pura y bonita que he vivido nunca.
¿Dónde te has metido?
-
Psssss. Estoy detrás de ti. Cierra los ojos y cógeme la
mano. Vamos , cierra los ojos. Kittie le hizo caso , le cogió de la mano y se dejó guiar por la
estrella. Caminaron durante unos minutos por un camino llano . No tenia ni idea
de a dónde se dirigían.- Espera un momento. Ahora puedes abrirlos.
Kittie se
encontró frente al lago Serpentine y a
su ídolo metido en el lago , nadando entre cisnes. - ¿ Qué demonios haces ? ¡ El agua debe estar
helada! La estrella salió del lago y
corrió hacia ella con el propósito de
meterla también en las aguas .Kittie forcejeó y le suplicó que la dejara
en paz pero él la cogió con fuerza y la arrastró hasta la orilla . Kittie reía
sin parar y presentó la rendición final. William , que así se llamaba el
cantante , la metió en el lago hasta que
la mitad de sus cuerpos estaban cubiertos por agua.
-
No te voy a perdonar lo que me acabas de hacer. Es una
putada.
-
¿ Quién creías que era el auténtico William , el que
sale en las revistas con pinta de niño bueno? Acabas de conocer al mayor golfo
de Londres. Siento que la presentación sea en un lugar tan húmedo. Dime ,
señorita , ¿ va a querer quedar otra vez conmigo?
Kittie se
quedó muy seria. Miró a su estrella como si estuviera a punto de pegarle una
bofetada. Él cambió el semblante y se puso a la defensiva.
-
No creí que te sentara tan mal . Siento mucho …
Kittie se echó a reír y lo retó a una carrera. Jamás había sentido
ese gusanillo en el estómago. Quizás era eso lo que andaba buscando desde que
era niña:
El amor
La improvisación
La espontaneidad
El ruego
La súplica
El deseo
El Nirvana
El tú
El yo
El perdón
La duda
La verdad
Los rojos vestidos
Las flores cansadas
La virginidad dormida
Los niños vistieron sus ropas de granate ;
probaron el mal y se saciaron de cantos sinsentido . La stella luminosa dell’orizzonte brillava con più forza che mai.
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