El patio de Lorca.
A Federico García Lorca.
Del umbroso ambiente de
verdores;
destaca el emparrado de
dulces uvas;
trinar de juguetones
jilgueros,
los pámpanos mecen al
aire, melodías.
Los sillones de mimbre
albergan lecturas,
en las tardes de
recogidas primaveras
o en el verano del
remanso silencioso,
de un patio soñador,
creador de poemas.
Frescor de fragancia
andaluza,
en el blanco pozo
redondo,
los cantos de piedra dan
alfombra
a las pisadas del poeta
del futuro.
La blanca pared de cal
teñida ;
la adormecida luz de la
tarde
y el rumor de su voz
acunada por la muerte,
mientras la luna llora
versos amantes.
Quedó su patio anclado en el tiempo.
En él perdura su esencia ,
la pasión trágica de su existencia.
Encuentro lírico de una vivencia,
del sentir en el pensamiento las palabras rimadas,
de sus nuevas y valientes formas de poesía,
que creó otra escuela, otra visión, de un tiempo, su vida.
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