domingo, 13 de diciembre de 2020

El enano alto se despide.


El enano alto fue un blog que nació de un deseo íntimo y profundo de tener un espacio de libertad personal en el que expresar mis opiniones, hacer reseñas críticas sobre libros que me habían parecido interesantes y ofrecer pequeñas muestras de mis criaturas literarias. El leidmotiv de todos ellos era el generar un espacio de debate y reflexión sobre la paz y la literatura, dos temas que me apasionan y que van íntimamente ligados, pues la literatura siempre ha sido un espacio de arte en el que expresar la belleza de los sentimientos, de las experiencias y del mundo que nos rodea mediante palabras, contribuyendo así a generar una realidad social más libre de odio y guerras.

Por motivos académicos y laborales, me es imposible dedicar al blog el tiempo que requiere para poder mantenerlo activo y puesto al día de cualquier novedad interesante. Tras unos días de meditación sobre su continuidad, he optado por cerrarlo, no sé si de forma temporal o definitiva. De momento, no publicaré ningún post , si bien dejo el blog abierto en red para que cualquier persona pueda echarle un vistazo y valorarlo. Me encantaría poder retomarlo con el tiempo, o quizás ya haya llegado el momento de despedirse definitivamente de él. Ésta es una cuestión que aún debo decidir. 



Durante todos estos años ha sido un espacio de crecimiento personal y un rincón de amor y libertad. Por todo ello , siempre lo guardaré en mi corazón con especial cariño. Quiero agradecer a todas aquellas personas que se han parado en cualquier momento de sus ajetradas vidas a echarle un vistazo o a realizar cualqueir comentario o sugerencia. Les estoy agradecidas. Ahora es el momento de decir adiós , y lo haré de la forma que mejor conozco, mediante la palabra.


A veces decir adiós es difícil,

suena a despedida amarga,

a voz quebrada,

dolor y tristeza infinitos.


No olvidemos que decir adiós 

es encomendarnos a lo Eterno,

a ese ser que nos protege, 

que vela por nosotros.


Cuando digo adiós , 

sólo quiero decirte 

un hasta luego.


Porque todos volvemos

a ese Dios del que nacimos,

y allí nos reencontraremos.





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