Caminé
entre dos ríos que soñaban.
Me quité
una piel reptiliana.
La extraje
con orgullo de loba herida.
Rómulo y
Remo me esperaban.
Y caí en la
soledad de mi mentira.
Yo nací
para amar , no para ser amada.
Porque Dios
me hizo caber en múltiples moldes ,
Para
inspirar y ser inspirada.
Para soñar
y ser soñadora.
Para amar
…. no para ser amada.
Porque yo
amo en teclas de amarga dulzura,
que sólo
mis demonios entienden.
La raíz de
todo , la palabra.
Yo sueño
que podré recoger vuestro amor en la palabra.
Yo vivo
siempre en soledad…. Y en mi locura entretejo pesadillas
de mí misma
, mi enemiga.
Cuando
llegue al final de mi camino , volveré a soñar amando.
Porque sólo
el amor que nace y muere en mis penumbras ,
Me
alimenta.
Me envenena.
Me
escarcha.
El primer
río me llamaba.
Era río de
aguas claras , de conciencia
vertida en
dos mil nudos de esperanza.
Dejé mi
sueño en vuestras manos.
Y vosotros
lo arropasteis ,
meciéndolo
entre la brisa y la hierba.
Y me lo
devolvisteis sano y corpulento.
Mi sueño
nadaba en agua clara.
Pero yo no
supe cuidar a mi sueño.
Y lo dejé
vagar a sus anchas.
Y mi sueño
se perdió.
Yo , que
nací para amar,
para soñar
con vuestras voces,
preferí
cruzar al otro río.
El segundo
río me tentaba.
Sueño de
turbulentas aguas , de conciencia
sucia
vertida en negro hielo.
Tiré mi
sueño al río.
Y mi sueño
se revolcó gritando ,
sin
entender el abandono.
Sueño que
me recogiste moribunda de la noche ,
¡Perdóname!
Lo
recogí , lo abracé … lo acurruqué entre
mis brazos.
Lo cargué a
mis espaldas.
Y , desde
entonces , prefiero caminar entre dos ríos.
Yo , que
prefiero amar , que os amo soñando ,
que
agradezco que cuidarais de mi sueño.
Yo ahora
sé…. que os amo.