lunes, 22 de abril de 2013

Parábola de un sueño de primavera.



Ayer soñé que era feliz. Que tenía motivos para serlo. Hoy me levanto creyendo que esos motivos eran quimeras que el viento me ha barrido al tocar la primera luz del día.  El alba me despertó de forma brusca y me hizo ver el lado amargo del desengaño. Yo construyo el mundo a mi medida. Me reto a creer que puedo ambicionar ser lo que no soy. Y la imagen del loco que busca con afán una aguja donde sólo hay oscuridad se proyecta en múltiple vasos de cristal desenfocado.

El diablo me visitó aquella tarde. Se vistió de fastuosos ropajes. Me endulzó con palabras que suenan a felicidad. Felicidad.Sólo la percibimos cuando esbozamos una sonrisa por algo gracioso que hemos escuchado , que nos han contado. Soy feliz cuando construyo una casa , una familia , una carrera de éxito. Pero el dolor  y la realidad no aparecen en ese sueño. Yo siempre he confiado mis secretos a diablos. Y esos diablos me han enquistado el alma. 

Ayer soñé con la felicidad. Y hoy tengo motivos para serlo. Porque me levanto cada mañana deseando ser otra. Construyendo paso a paso un nuevo futuro. No sé adónde me llevarán mis pasos. No sé cuánto tardaré en construir un mundo a mi medida. Pero sé quién soy. Sé que puedo aumentar el foco de mi visión. Ampliar mis miras. 

Porque ya no hay marcha atrás para ser feliz. Porque para ser feliz sólo basta con serlo ahora. Y vivir en ese estado de bienestar placentero es el máximo sueño de una loca que mira y mira. En el vacío. Sin dejar de soñar.

El diablo me visitó aquella tarde. Le abrí mi puerta y  lo invité a cenar. Conversamos durante largo rato. Nos conocimos. Lo comprendí. Un diablo no puede dejar nunca de ser malo. Firmamos un pacto de respeto. Él dejaría mi alma tranquila. Guardaría mis ambiciones de juventud en el cofre del pasado. Yo , a cambio , prometí confiarle mi escritura. 

Esbocé una sonrisa de felicidad. Había encontrado la aguja que tejería mis sueños.

Estefanía Ortega García.

sábado, 20 de abril de 2013

Cyrano de Bergerac : El dramaturgo de la nariz superlativa . El hombre que amaba a Roxanne. El poeta del amor.


Cyrano de Bergerac  no es sólo una obra "nacional" de la literatura francesa . Cyrano es un canto al amor hacia las palabras. Un hombre a una nariz pegado , pero tocado por el maravilloso don de la elocuencia , presta su voz al atractivo y joven Christian para enamorar a Roxanne. Pero más allá de la trama amorosa , lo que realmente prevalece en la obra es el espíritu de libertad. Libertad para expresar con palabras el sentimiento más universal : el amor.